En Masai Travel sabemos que viajar a la Carretera Austral no es cualquier viaje, y puede que esto ya lo hayas leído de nosotros, hay algo detrás de estas palabras que simbólicamente sentimos, este destino es un escenario naturalmente prístino, como lo somos nosotros al dirigirnos a ese primer encuentro con lo desconocido. Claudio Iturra nos describía ese instante de incertidumbre como un salto a la aventura. Tenía la convicción de que recorrer paisajes que parecen sacados de una película, como estos hermosos bosques infinitos, ríos color turquesa, y joyas de hielo que crujen al ritmo del viento…son absolutamente algo mucho más que un viaje: estas postales, son una invitación a desconectarse del ruido y reconectarse con lo esencial.
Hace unos días recibimos el testimonio de nuestra pasajera Ana María Obieta, con quien compartimos ruta a Carretera Austral el 18 de noviembre de 2023, en este mensaje, nos relataba cómo fue que cosechó una linda amistad tras este viaje con Masai Travel. Su historia nos inspiró a transmitir el espíritu que creemos, es el legado de Claudio Iturra.
Es en esta atmósfera, donde el viajero vuelve a su estado más puro, donde también nacen los lazos más inesperados y verdaderos, donde Ana María y sus amigas se encontraron. Un grupo de mujeres impulsadas por la valentía de viajar solas, decidieron emprender esta ruta sin saber que el verdadero tesoro que hallarían sería una amistad para toda la vida.
Hoy, en Masai Travel, queremos que conozcas su historia.
Por Camila Del Pilar A. Escobar
«Éramos como una gran familia viajando juntas. No solo entre nosotras. Éramos todos: 17 personas que reíamos, cantábamos y compartíamos el asombro por cada paisaje», recuerda Ana María.
Todo comenzó en la madrugada. Mientras la ciudad dormía, Ana María llegaba al aeropuerto Arturo Merino Benítez con una mezcla de sueño y emoción contenida. Por primera vez, se embarcaba sola en una aventura.
«Yo nunca había viajado sola. Siempre lo hacía con familia o amigos. Pero esta vez dije: ‘voy a tomar esta experiencia’. Tenía dudas, claro… pero pensé, si no lo vivo, nunca lo voy a experimentar», me contó Ana María en esta llamada telefónica.
Entre el sonido de las ruedas de maletas y los rostros somnolientos de la gente del aeropuerto, apareció el primer signo de pertenencia… la icónica chaqueta roja de Masai Travel. Esa parka, que había recibido días antes, cobró un nuevo sentido al ver a otros pasajeros con ella. «Cuando vi esa parka roja y las mochilas naranjas, sentí que estaba en el lugar correcto. Fue como encontrar a mi familia», recuerda con una sonrisa en la voz.
La experiencia de viajar en grupo
La historia es esta, mientras el reloj marcaba el paso de la espera, Ana María cruzó miradas con Jessica, otra viajera en su misma sintonía, con quien inmediatamente conectó ya que no tardaron en invitarse a compartir un té en la cafetería del aeropuerto, tuvo una complicidad que gratamente comenzó a dibujar sus primeros trazos. En ese gesto sencillo, nació una conexión que se iría profundizando kilómetro a kilómetro.
Desde el primer vuelo hacia Balmaceda, la ruta se dejó ver. Cada paisaje parecía abrazar a los pasajeros, recordándoles que habían dejado atrás más que sus hogares, habían dejado el ruido para entrar en otro ritmo de vida. Como si el destino también viajara en esa ruta, cuando llegaron a Puerto Río Tranquilo, el Staff de Masai tenía la misión de anunciar la distribución de habitaciones, fue entonces que Ana María, Jessica, Claudia y Norma compartirían la misma cabaña, uniéndose sin saberlo por el resto de este viaje.
Cuatro mujeres que no se conocían, pero que empezaron a compartir caminatas por senderos de cuento, sobremesas llenas de carcajadas, silencios cómodos, y una confianza que surgió sin esfuerzo. «Fue el universo el que nos quiso juntar», dice Ana María, todavía conmovida.
Viajar con gente en tu misma sintonía
Lo que sembraron en esos días de sur y viento no quedó atrapado solo en una postal. Desde ese viaje, Ana María, Jessica, Claudia y Norma han mantenido viva su conexión. Se han reunido en distintos rincones del país, recorriendo los hogares de cada una, haciendo su propios tours, como fue la visita que hicieron a las Termas del Corazón cerca de Santiago, en La Serena y Andacollo con Norma, a Concón en el departamento de Claudia, y en Laguna de Zapallar, el refugio veraniego de Ana María.
Cada encuentro ha sido más que una visita. Ha sido una reafirmación de ese lazo que las unió en la Patagonia. «Nos cuidamos, nos apoyamos, nos queremos de verdad. Teníamos la necesidad de volver a encontrarnos. Pasamos días maravillosos, riéndonos, conversando, disfrutando la vida juntas», comparte Ana María.
Amistad más allá de la distancia
Aunque los destinos cambien ellas ya encontraron lo más valioso en el camino, la certeza de tenerse. Ana María lo resume así: «Masai no es solo una agencia. Para nosotras, Masai es familia. Nos hicieron sentir parte de algo más grande, algo que sigue latiendo hasta hoy».
Es entonces esa chaqueta roja, las mochilas naranjas, como el primer té compartido… esos pequeños gestos que marcan la diferencia, los detalles que fueron tejiendo la historia de una amistad que nunca olvidarán dónde comenzó. Estamos convencidos de eso, viajar con Masai Travel es mucho más que hacer turismo. Es abrir la puerta a encuentros improbables, es confiar en que, incluso cuando decides viajar solo, hay una familia esperándote al otro lado.
Porque aquí, en Masai, queremos que sepas que los viajes no terminan al aterrizar en Santiago.
Aquí, los viajes apenas comienzan.