De todas las palabras que pueden describir a la India, hay una que nos encanta transmitir: experiencia. Aquí, cada rincón tiene un significado, cada gesto encierra una tradición milenaria. Es así, que antes de cruzar la entrada de un templo, hay un ritual que te marcará profundamente: la bendición. Este gesto sagrado no es solo una costumbre; es una conexión con lo divino, una bienvenida tanto al espacio físico como al espiritual.

En cada templo, un Brahman –sacerdote hindú– recibe a los visitantes con la bendición, marcando la frente con el Tilak o Bindi. Esta señal, hecha con pasta de sándalo, ceniza sagrada o kumkum (polvo rojo), tiene un significado profundo:

Sándalo: refresca la mente y simboliza la serenidad.
Ceniza sagrada: representa la trascendencia y el desapego del mundo material.
Kumkum: evoca la energía y la bendición de la diosa Shakti.

Este símbolo no es solo un adorno, sino un recordatorio de que, en ese instante, te conviertes en parte del templo, un invitado de honor en la morada de los dioses.

Recibir esta bendición es un momento único. Solo necesitas acercarte con respeto, inclinar ligeramente la cabeza y juntar las palmas de las manos en señal de gratitud, gesto que recibe el nombre de Namasté. En algunos templos, también se ofrece Tirtha, agua sagrada que se bebe o se toca con la frente como un acto de purificación. Es un gesto sencillo, pero cargado de significado, una invitación a abrir el corazón y la mente a la espiritualidad.

En tu viaje a India, no serás solo un espectador. Serás parte de la energía de cada templo, vivirás sus rituales y recibirás la bienvenida de una cultura que ve lo divino en cada instante. Porque India no solo se visita; se siente, se respira y se vive con el alma.

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