Luego de terminar nuestra aventura en el Amazonas, llenos de recuerdos, experiencias y nuevos amigos, partimos rumbo a un resort ubicado en medio de la selva, la aventura continuaba. El camino es precioso, con montañas que se van asomando de a poco y que nos muestran uno de los tesoros más lindos de Bolivia.
Ir observando el paisaje ya es una experiencia, nos deja a todos con la boca abierta. Pero sí o sí queríamos hacer una parada en la famosa carretera de la muerte, así es que partimos.
Y ahí nos encontramos con una sorpresa mucho más linda, su gente local, los niños que con una sonrisa nos recibían. Compartimos con ellos un rato, comimos chocolates, nos sacamos fotos, conversamos, ellos al igual que nosotros estaban felices. Y cuando nos íbamos descubrimos que irían caminando a encontrarse con su mamá, así que los invitamos a subir al bus, junto a su perro, para acercarlos al encuentro 🙂 Arriba todos estaban felices, fue una linda experiencia, compartimos recuerdos, los abrazamos, intercambiamos miradas alegres, descubrimos sonrisas mágicas y disfrutamos en un espacio donde no existían las fronteras 🙂
Llegamos felices, después de 12 días en India, ya estábamos en Chile, con nuevas historias de vida, con experiencias que nutren el alma, con fotos únicas que plasmaban en algo lo que vivimos, con recuerdos imborrables, con sueños cumplidos. Pero por sobre todo, con nuevos amigos.
El club de amigos de Masai Travel crece en cada viaje.
Llegamos un viernes a Chile y el sábado ya teníamos organizado el asado para celebrar nuestro regreso, el viaje, la vida y los amigos.
Así que el sábado, en la tarde, la Fran nos estaba esperando en su casa!
Marcelo y la Caro que son de Curepto, se quedaron en Santiago para no perderse el asado de bienvenida. La Magda y Octavio disfrutaron de la champaña que les encanta 🙂 Recordamos la vida en India con la Pocha y la Jose, también llegó la Clau con la Emi, la más pequeña del grupo, pero en Masai hay espacio para todos en la mesa 🙂 También nos reímos con la Nati y la Javi, las hijas de la Fran, y su marido, que no lo conocíamos y nos preparó el asado! El mejor anfitrión!
Estábamos cansados, pero felices! La Fran,nos recibió en su casa con un asado exquisito, quesos, vinito, champaña, lo suficiente para que pudiéramos terminar una noche llena de risas, recordando momentos, conversando y preparando nuestro próximo encuentro.
Siempre que viajamos nos encanta ver como todos nuestros pasajeros logran conectar con lo esencial y olvidarse por unos días de la rutina laboral.
La Ange es un claro ejemplo de eso, trabaja en una empresa eléctrica hace 6 años, es ingeniera comercial y en Amazonas su cara nos transmitía solo paz y felicidad, siempre regalándonos una sonrisa!
Cuando recién llegamos, después de tres horas de navegación, era imposible no ver a una Ange emocionada, así que nos pusimos a conversar.
Todo lo que había imaginado ni siquiera era una parte de lo que habíamos vivido, el río no era café, sino que reflejaba el paraíso al que entrábamos, el verde lograba cautivarte mágicamente, la flores aparecían como un regalo, monos, aves y delfines, nos saludaban para darnos la bienvenida. Reflexionamos, compartimos y celebramos, habíamos llegado al Amazonas 🙂
“Es difícil describir en una palabra esta experiencia, no se puede, son muchas sensaciones al mismo tiempo, pero si tuviera que describir esta experiencia en una sola palabra sería felicidad, al llegar acá me sentía plena, me sentía feliz….”
Cuando llegamos al Lodge en Amazonas las comodidades comienzan a desaparecer, pero ni siquiera nos damos cuenta, en realidad no las necesitamos. Y así nos hacen sentir quienes nos reciben, sobre todo en la cocina, nos dejan de verdad con el corazón contento! Es comida típica del lugar, hecha con puro amor y se nota. Comimos chipilo de plátano verde, que se fríe con aceite y queda crocante, exquisito!
Almorzamos pescado, tuhuno, preparado con ají, cebolla y se asa en la parrilla, envuelto en hoja de duno, nativo la selva, plato típico de la región!
Entre otros platos ricos, el pollo a la brasa no se puede quedar atrás! Menos la sopa de yuca, … que se siembra en la misma selva.
No era solo el lugar, la cocina también nos recordaba que estábamos en medio de la nada, pero como en casa 🙂 Lo teníamos todo, no necesitábamos nada más.
La aventura nunca se termina, así que después de estar internados 3 días en el Amazonas, decidimos descansar en medio de la selva, en un resort precioso, con un entorno de verdad alucinante. Pero mientras íbamos en camino, después de un par de horas comenzábamos a apreciar el paisaje único de Bolivia, que nos recibía con indecisión en medio de lluvia, sol y un arcoíris, una indecisión un tanto mágica.
Bueno, como queríamos disfrutar cada momento durante el camino, decidimos hacer una parada en la famosa carretera de la muerte, así que nos desviamos y nos aventuramos, para seguir sumando aventuras!
El clima no nos acompañaba mucho, no había mucha visibilidad, pero eso ya era mágico, sentimos que volábamos en ese lugar. En medio de risas y un ansias llegamos.
No nos demoramos más de 15 minutos, pero fueron 15 minutos que disfrutamos, nos reímos y celebramos por estar sumando experiencias. De eso se trata, de disfrutar, de aventurarse y de ser siempre felices 🙂
Esa tarde íbamos navegando, Donato manejaba el bote. De pronto nos dice “¿quieren conocer mi casa?” y nosotros obvio!
Estacionamos el bote en un pequeño muelle, estaba todo lleno de barro porque llovió la noche anterior, los monos se movían entre los árboles y la madera crujía de lo húmeda que estaba. Era la casa de Donato.
Era difícil descifrar si estaba comenzando la construcción o la había abandonado hace poco, pero era lindo igual.
Pasamos unos 40 minutos ahí, conversando, riendo. Nos sentamos en un pequeño muelle a reírnos, a sacar fotos, mientras Javier nos mostraba sus músculos.
Luego nos volvimos a subir al bote y nos acordamos que íbamos ese día a buscar anacondas.
David es un amante de la cocina y en cualquier parte del mundo si hay un lugar en el que tiene que entrar es ahí. Le gusta mirar, conocer y por supuesto hacer lo que más le apasiona.
Transmite esa pasión cuando habla y nos cuenta sus recetas y secretos. Nos encanta escucharlo!
Si no lo vemos sentado en la mesa sabemos que ya está investigando en la cocina.
Hoy mientras las cocineras preparaban la comida de la tarde David se puso manos a la obra y comenzó a picar cebolla y pimentón para preparar la salsa que va a acompañar las pirañas fritas que vamos a comer en la tarde. Él está feliz y nosotros también.
“Fue fantástico para mí poder cocinar aquí, poder cocinar con la gente de aquí es enriquecedor, conocer la historia, los alimentos, cómo los preparan, el condimento, los olores… incluso compartimos recetas, es una experiencia que te llena”.
0 Leer MásHasta antes del viaje eran 8 desconocidos, hoy son 8 amigos, y es que esa es una de las grandes gracias de Masai. La mayoría viaja solo, y todos van en la misma onda, abiertos a conocer gente, con el celular apagado en el fondo de la mochila, internado en el lugar más lindo del mundo.
Y así, ( de izq a derecha ) José Luis, Carlos, Graciela, Nico, Niki, Osvaldo más conocido como El Inspector Oryan, Rodrigo y Emilio se hicieron amigos. Salían en las noches juntos, navegaban juntos, y ya tienen lista la junta de la fecha en Santiago para la junta.
Es que viajar con Masai es hacerse de nuevos amigos, es ampliar tu círculo, es ser más feliz.
Y bueno, todos ellos durante su aventura en la selva decidieron cambiar sus nombres por nombres de animales, alguno eran el jaguar, otros el Mono, La Niki era la pantera, Carlos el Colibrí, Oryan un mono.
Cosas lindas que nos pasan en los viajes.
Cae la noche y no queremos terminar la aventura! Así que después de comer, decidimos subirnos al bote y seguir descubriendo.
No sabíamos que hora era, pero era lo de menos, La Luz se iba y con linterna en mano nos embarcábamos en una nueva aventura, diferente.
Así que comimos y nos preparamos para ir en busca de lo que fuera. Abrimos una botella de champaña, celebramos y agradecimos por estar ahí, en ese lugar y en ese momento.
La idea era que pudiéramos identificar con nuestras linternas los ojos de los caimanes que se asomaban tímidamente o algún habitante que quisiera manifestarse, sin embargo, la noche nos regaló algo mucho mejor: sonidos.
Navegar de noche por Amazonas es eso, esperar todo y nada, solo recibir lo que nos quiere regalar y sin darnos cuenta nos daba el mejor regalo de la vida. De pronto no necesitábamos ver nada, solo disfrutar de cómo los sonidos que se hacían presentes en el lugar nos recordaban que éramos unos visitantes y que por supuesto, aunque no los viéramos, no estábamos solos. Cuando regresamos todos vimos algo diferente, pero todos compartimos los mismos sonidos y agradecimos por tener ese silencio que solo nos conectaba con la vida del Amazonas, la vida salvaje.
0 Leer MásMauricio es el señor de las paltas 🙂 así lo bautizamos, vende palta y sabe hacerlo muy bien! Pero no nos cautivó por sus paltas, aunque por supuesto nos encantan! sino que por su energía, su buena onda y su simpleza para vivir la vida, sabe como disfrutarla! Llegó a la familia de Masai Travel junto a su hijo Camilo, padre e hijo viviendo una aventura al máximo.
Antes de comenzar la navegación para internarnos en medio de la selva, Mauricio estaba ansioso, feliz y expectante de lo que podía pasar, quería ver caimanes, pero lo que más quería hacer era pescar pirañas. Es pescador y un amante de la naturaleza.
Así que al día siguiente partimos a buscar pirañas, llegamos hasta donde sabíamos que podíamos encontrarlas y después de mucho intentarlo entendimos que simplemente no era el día, algunos días se pierde y otros se gana. Pero nosotros no teníamos nada que perder, así que abrimos una botella de whisky y brindamos para celebrar que estábamos ahí, juntos y disfrutando de lo que el Amazonas nos quería regalar. No hubo pirañas, pero sí risas y un piquero en el río que nunca vamos a olvidar 🙂
Viajar no se trata de tiempo, de edad, ni de dinero. Viajar se trata de aventura, de sed por descubrir, de atreverse a romper la barrera de los miedos y darse cuenta que la vida es una sola, y estamos acá para vivirla.